domingo, 28 de julio de 2019

Aceptando los regalos de la Vida


Ayer observé claramente como mi mente se cerraba a los regalos de la vida. Un amigo llevaba varios días ofreciéndome unos audios que estaba escuchando de desarrollo personal. Me hice la despistada y no contesté al ofrecimiento.
Como si no lo hubiera oído...
Como si no necesitase esa información...
Como si no diese una oportunidad al sol cuando sale por la mañana manteniendo las persianas bajadas de una manera altiva e inconsciente.

Mi mente me decía, que pesado es este hombre... No hace más que enviar fotos, que enviar vídeos, que querer enviar audios..."
Yo no necesito ahora mismo nada de eso...
Ante su insistencia muy activa durante varios días le pedí que me enviase alguno de esos audios tan interesantes que estaban cambiando su vida.
Me envió 4!!! Ya me saturé nada más escuchar las notificaciones del whatsapp!.
Aún así leí el título de cada uno de ellos y me decidí por el que parecía mas liviano de escuchar.
Descarté los de Advaita Vedanta y uno titulado "No dualidad".
Le di una oportunidad de 2 ó 3 minutos al que se presentaba como "Cuidado de la Inteligencia Espiritual" antes de decidir que no me aportaba nada interesante.

Contesté a mi amigo, de manera políticamente correcta, que me parecía un audio de una riqueza retórica e intelectual muy acorde con su personalidad.
Ahí lo dejé.
Pero en el fondo estaba dando a entender que la información no tenía nada que ver conmigo y no me interesaba en absoluto.

Un día después, tras la meditación de la mañana, he sentido que había un sentimiento de cierre en mi corazón que no me había permitido siquiera recibir todos los rayos de sol que mi amigo, en forma de audio, me enviaba. No quise recibir ese regalo. Cuando accedí a él lo hice abriéndolo sin interés ni entusiasmo. Y me perdí la aventura de aprender algo nuevo.

Quiero dar una oportunidad a cada regalo que viene a mi vida desde mi corazón, dejando la mente a un lado. Quiero agradecerlo profundamente, abrirlo con emoción y entusiasmo y deleitarme con él como un niño que disfruta de todo lo nuevo que la vida le ofrece.

Porque mi amigo lo merece, porque yo lo merezco y porque la VIDA ES UN REGALO.