lunes, 24 de mayo de 2010

Experiencias de meditación

Cuando la atención está totalmente absorta, la mente guarda silencio; cuando conseguimos restringir nuestros pensamientos a un solo objeto, el dialogo interno se detiene.

Para muchos practicantes la meditación consiste en una observación constante de la mente, así lo fue para mí en un principio y durante mucho tiempo. Al detener la marea de los pensamientos concentrando la mente en un “punto de atracción” se produce una mayor coherencia cerebral (mayor sincronía en las ondas cerebrales) de manera que el cerebro funciona como un todo llevando a una relajación fisiológica profunda y a una mínima excitación mental.

Mi práctica de meditación se remonta al año 1990 cuando comencé a practicar yoga con una discípula de Swami Sivananda. Las técnicas que utilizábamos se centraban en mantener la atención en la respiración, en concentrarnos en la llama de una vela, en repetir algún mantra (OM, SO-HAM) o en practicar algunos ejercicios de visualización. En principio lo importante es aprender a caminar por la propia mente y a operar en ella como si de un músculo se tratase, conocer como funcionan las leyes mentales y ser capaces de dirigirla hacia el “punto de atracción” que hayamos elegido. Es muy importante la calma y la fluidez… en cuanto observamos que la mente se dispersa, que estamos pensando en otra cosa, simplemente, sin ningún esfuerzo, llevamos de nuevo la atención a nuestro “foco de atención”.

En el año 1992 la Universidad de Sociología de Somosaguas puso en marcha lo que se llamó “Proyecto Coherencia”. Se trataba de un estudio sociológico que se llevó a cabo en colaboración con las universidades de Barcelona, Granada, La Coruña, Sevilla y Almería y que estudiaba los efectos en la sociedad de un grupo determinado de personas meditando diariamente. Un estudio muy interesante que se basaba en la capacidad inherente de equilibrio que se observa en los sistemas físicos y sociales cuando una pequeña parte de ellos alcanza un grado de orden o “coherencia”. Ahí aprendí la meditación trascendental. Se utilizaba esta técnica por su sencillez y efectividad, pues consiste en la repetición mental de un mantra o un sonido que produce un efecto tranquilizante en asociación con el lóbulo de Penfield del cerebro. Después de una pequeña relajación se repite mentalmente el sonido (transmitido por el Maestro) durante un mínino de 20 minutos. Sencillo. Simplemente centrarse en el sonido y repetirlo mentalmente. Si observamos que estamos pensando en otra cosa, sin esfuerzo, volvemos a la repetición del mantra.

Fue un gran paso en mi camino, puesto que la percepción interna de relax físico y calma mental es perceptible desde la primera práctica. Y con una mínima constancia la sensación de serenidad interna y de satisfacción interior es tan palpable, que hace vislumbrar el camino hacia una armonía profunda.

Pero mi verdadero encuentro con la meditación se produjo en el año 2001, cuando entré en contacto con la Escuela del Maestro José. Se produjo una verdadera revolución en mi manera de entender y practicar la meditación. Pasó a dejar de ser una técnica mental y pasiva para conseguir un estado mental de paz interior a transformarse en una práctica “activa” y sentida que me conecta con lo mejor de mí misma, con lo más profundo de mi Esencia, con todas mis cualidades en potencia que anhelo desarrollar y compartir. Comencé a meditar no sólo desde la mente, sino fundamentalmente desde el corazón.

Simplemente se trata de buscar un foco de atención Superior que te haga conectarte con las cualidades más exquisitas latentes en tu interior y esperando expandirse hacia fuera. Puede ser la imagen de un bebé sonriente que impregne de ternura tu espíritu, la imagen de un campo de trigo ondeando al viento y llenándote de Armonía, la imagen de un amplio lago en cuyas aguas reposa la calma y la serenidad, la imagen de una montaña grande, generosa, fuerte y majestuosa que te hace elevarte desde lo más profundo, la imagen de un arroyo de aguas puras y cristalinas que sanan tu cuerpo, purifican tus pensamientos, limpian tus sentimientos… Quizás la imagen de un gran Sol, dorado, cálido y brillante, radiante, alegre y generoso… Y así te sentirás… Llegará un momento en que Tú eres la sonrisa y la ternura, Tú eres la Armonía, Tú eres la calma y la serenidad, Tú eres la fuerza y la majestuosidad, Tú eres agua pura y cristalina, Tú eres el Sol expandiendo y compartiendo tu Luz y tu Amor…

Si bien he intentado compartir mi experiencia, la meditación es difícil de describir, así como tampoco se pueden describir los colores a los ciegos. Cada uno tiene su camino y debe caminarlo con paso firme y decidido, con anhelo y positividad. La meditación trasciende todas las limitaciones de tiempo y espacio, en él no hay pasado ni futuro sino únicamente la conciencia de ser YO, LO MEJOR DE MI MISMO, en el presente.

domingo, 14 de marzo de 2010

Saludando al Sol

Surya namaskar o Saludo al Sol es una preciosa bienvenida al glorioso Sol, la fuente de toda vida en la Tierra.

Tradicionalmente se realiza al amanecer, mirando al este, cuando la energía cósmica, prana, es alta.

Surya namaskar es una secuencia de doce posturas realizadas sucesivamente con elegancia en un fluido ciclo. Cada postura compensa la anterior y está sincronizada con inspiraciones y espiraciones poniendo en acción toda la musculatura del cuerpo para calentarla y “acondicionarla” para la ejecución de las âsanas.

Sin embargo, el saludo al Sol constituye un ejercicio completo que puede ser practicado fuera de la sesión diaria de yoga tonificando la musculatura, acelerando y amplificando la respiración y el ritmo cardíaco, aumentando la flexibilidad de la columna y de las articulaciones y centrando la mente.

Algunos de los beneficios del saludo al Sol que recalca el Rajah de Aundh (ferviente partidario de esta práctica) son los siguientes:

Tonifica el sistema digestivo dilatando y comprimiendo sucesivamente el abdomen; proporciona un masaje regulador en el hígado, el estómago, el bazo, intestino, riñones…, activa la digestión, elimina el estreñimiento, evita la dispepsia…
Refuerza el cinturón abdominal y mantiene así los órganos en su lugar. La retención de sangre patológica en los órganos abdominales es eliminada.

Sincroniza el movimiento y la respiración, ventila los pulmones a fondo, oxigena la sangre y desintoxica, todo ello gracias a la expulsión masiva de dióxido de carbono y otros gases nocivos por las vías respiratorias.
Aumenta la actividad cardíaca y la irrigación sanguínea de todo el organismo, lo que es capital para la salud. Combate de este modo la hipertensión, las palpitaciones y calienta las extremidades.

Tonifica el sistema nervioso gracias a las elongaciones y flexiones sucesivas de la columna vertebral, regularizando las funciones del sistema simpático y parasimpático, favoreciendo el sueño, mejorando la memoria y devolviendo la serenidad en casos de ansiedad.
Estimula y normaliza la actividad de las glándulas endocrinas, especialmente la tiroides, por los movimientos de comprensión del cuello.

Refresca y desintoxica la epidermis al producir una ligera transpiración antes de que aparezca el sudor. La piel, desintoxicada y bien irrigada refleja salud y rejuvenece.

Mejora y tonifica la musculatura de todo el cuerpo, aumentando la flexibilidad de la columna y de las articulaciones.

Regula la actividad del útero y los ovarios suprimiendo las irregularidades menstruales.

Suprime los excesos adiposos, sobre todo la grasa supérflua del abdomen, caderas, muslos, cuello y mentón.

Refuerza el sistema inmunitario.

En resumen, y como conclusión, el Rajah de Aundh proclama que Surya namaskar, practicado con regularidad y perseverancia, sin ser una panacea, gratifica a sus adeptos con una soberbia salud y una energía vibrante.

Hay que remarcar que la concentración es primordial y en cada movimiento se requiere una participación activa de la conciencia.
Pensar en el Sol y concentrarse en él como dispensador de toda vida, utilizando toda su energía para efectuar una salutación, agrega un contenido más elevado al ejercicio e infunde un espíritu superior a Surya namaskar, que deja así de ser un trivial ejercicio muscular para englobar toda la personalidad.

lunes, 1 de febrero de 2010

Efectos beneficiosos de las àsanas


Aunque cada una de las àsanas (posturas) tiene efectos muy concretos en nuestro cuerpo y nuestra mente, de momento vamos a centrarnos en los efectos generales de las àsanas según el grupo al que pertenecen. Toda àsana produce conjuntamente los tres tipos de efectos, pero de forma más notable alguno de ellos.

Posturas energetizantes (nos llenan de energía y vitalidad). Podemos encuadrar en este grupo a las posturas de extensión que son las que ejecutamos arqueándonos hacia atrás, como por ejemplo el medio puente, la esfinge, la cobra, el arco… También la mayoría de posturas de pie y por supuesto los ejercicios dinámicos (como el Saludo al Sol) pertenecen a este grupo.

Son posturas que estimulan directamente las glándulas endocrinas y el sistema nervioso simpático por lo que activan e incrementan el nivel energético del organismo. Recordad que en este tipo de posturas muchas veces os indico que estamos estimulando los riñones y las glándulas suprarrenales. Estas dos glándulas se hallan en contacto con la parte superior de cada riñón. Las hormonas que segregan son los corticoides (de importante acción metabólica) y la adrenalina y la noradrenalina, que actúan estimulando el sistema nervioso simpático y nos ayudan a gestionar con eficacia el estrés diario.

En estas posturas la respiración es torácica (solar).

Se llaman también àsanas solares porque incrementan el nivel de energía. Requieren un poco más de esfuerzo, producen calor en nuestro organismo y nos conectan con la Acción. A nivel emocional son posturas excelentes cuando estamos apáticos, tristes, apagados, aburridos…Nos conectan directamente con el Sol y con la Vida. Son posturas de apertura que nos llenan de confianza y seguridad. Posturas para aprender a recibir y a disfrutar todo lo que la vida nos ofrece…

Posturas tranquilizantes o relajantes. Son àsanas que inciden sobre los niveles energético, emocional y mental proporcionando un efecto de interiorización, tranquilidad y descanso. Corresponden a este grupo las posturas de flexión hacia delante, como la pinza y la tortuga que realizamos flexionando el cuerpo hacia delante en posición de sentados, o como el embrión (o postura de los cuatro vientos) que ejecutamos tumbados con la espalda en el suelo y replegando las piernas sobre el pecho. También las posturas de relajación (Savasana àsana) y de meditación se sitúan en este grupo.

En estas posturas la respiración es diafragmática (más abdominal) transformándose en una respiración con propiedades altamente relajantes, lo que llamamos una respiración lunar. Permiten, por lo general, masajear los órganos internos abdominales y relajar completamente nuestro rostro aliviándolo de la tensión diaria.

Son posturas que llamamos lunares, excelentes cuando estamos realizando demasiadas actividades a la vez, cuando hay mucha dispersión física, mental o emocional. Sirven para interiorizarnos, para mirar hacia adentro, para concentrar la energía e impedir que la derrochemos sin control. Para cuando necesitamos aflojar, aligerar nuestra vida, relajar y descansar... a la luz de la Luna.

Posturas equilibrantes o armonizantes. Son àsanas que aumentan el balance de la respiración basal, el funcionamiento de las cadenas nerviosas simpática y parasimpática, la actividad de los hemisferios cerebrales y los flujos energéticos de los nadis ida y pigala.

En este último grupo podemos encontrar las posturas invertidas, las posturas de inclinación lateral, posturas de equilibrio y àsanas de torsión espinal.

Excepto en el caso de las posturas de equilibrio, que suelen ejecutarse al principio de la sesión o durante la misma, las posturas invertidas y de torsión solemos hacerlas al final, para equilibrar el sistema nervioso y armonizar los hemisferios cerebrales justo antes de la relajación.

lunes, 11 de enero de 2010

Una manera de sentir y vivir el yoga


La práctica de las âsanas nos da la oportunidad de vivir los distintos significados de la palabra Yoga.

Podemos comprender el Yoga a través de la experiencia del cuerpo y de la respiración.

Yoga es un movimiento de un punto a otro que está más alto y al cual no podíamos acceder hasta entonces
Yoga es unión. Hacemos coincidir los movimientos del cuerpo, de la respiración y de la mente durante la sesión de yoga. Se intenta crear un estado en el cuál estemos presentes, realmente presentes, en cada acción, en cada momento. Su práctica lleva a cada persona en una dirección diferente y permite que estemos atentos a nuestras acciones. No hay que competir con nadie, ni siquiera con nosotros mismos.

Es posible y habitual que el cuerpo, la respiración y la mente (los sentidos se consideran parte de la mente) actúen de manera independiente uno de otro. El propósito del Yoga es unir sus movimientos, haciendo que coincidan en una sola dirección. De manera artificial, en la sesión de yoga dedicamos un espacio de tiempo para conseguir este propósito, el cuál facilita un estado de coherencia interna que nos hará sentirnos llenos de plenitud y armonía.

Generalmente sólo se suele ver el aspecto físico de la práctica, la flexibilidad, la fuerza y el tiempo que mantenemos una postura, y muchos tipos de Yoga en Occidente inciden fundamentalmente en estos aspectos. Rara vez se aprecia la manera de respirar, de sentir la respiración y de coordinarla con los movimientos del cuerpo. Este aspecto del Yoga es diferente de cualquier otro ejercicio físico, es incluso diferente de la danza o el teatro. No estamos creando algo para que otros lo vean, no es una experiencia externa, sino interna.

Mientras hacemos las posturas observamos lo que hacemos y cómo lo hacemos de manera neutra, sin hacer ningún juicio. Lo hacemos sólo para nosotros mismos. Somos el observador y lo observado al mismo tiempo. Mucho más importante que la manifestación exterior de las posturas es la manera de sentirlas, de sentir el cuerpo y la respiración.

Es integrando el cuerpo, la respiración y la mente cuando podremos decir que estamos haciendo realmente Yoga.


Sthira - Sukham

Patanjali, autor del libro fundamental del Yoga describe âsana con dos cualidades interdependientes: sthira sukham.
Sthira significa firmeza y vigilancia y Sukham se refiere a la habilidad de permanecer cómodo y relajado en la postura.

Ambas cualidades deben estar presentes por igual en la práctica y este principio se hace realidad sólo después de un cierto periodo de tiempo. El fín de las âsanas es conseguir distensión y firmeza en los movimientos cotidianos.


Observa tu punto de partida y disfruta de tí completamente

Es esencial reconocer nuestro punto de partida y aprender a aceptarlo evitando compararnos con nadie.
Practicando las posturas de forma adaptada logramos progresivamente más firmeza, estabilidad, atención y bienestar general. Pero si queremos hacer de este principio de âsana una realidad debemos aceptarnos tal cuál somos. Si tenemos una espalda más rígida debemos tomar conciencia de este hecho. Quizás tengamos mucha más facilidad para practicar la flexión hacia delante pero mucha menos cuando se trata de extensiones hacia atrás. Puede ocurrir que tengamos mucha elasticidad pero que nuestra respiración sea muy corta o superficial. O que estemos muy cómodos en una postura pero que nuestra mente esté en otro lugar completamente distinto.

Debemos observar con atención y claridad en que punto nos encontramos para poder llegar al que deseamos. El Yoga nos aportará lo que necesitemos, cada âsana será diferente para cada uno y a cada uno llevará a un lugar diferente y único. Normalmente venimos buscando flexibilidad a nivel físico, y sin embargo, el Yoga nos regalará flexibilidad a raudales a nivel mental y emocional.
Toda la atención, concentración y positividad que aportemos en cada práctica será un rayo de Luz que nos lleve al conocimiento y a la armonía interna.

Céntrate en mantener la firmeza y el bienestar del cuerpo en cada âsana, siente tu respiración, déjate fluir en ella, concentra tu mente en las sensaciones y la respiración y adorna todo con una gran sonrisa interna e incluso externa… Entonces podrás sentir la magia del Yoga en movimiento.